Son unidades distintas de la Guardia Civil, pero actúan como si fueran una. El Grupo de Rescate e Intervención en Montaña (Greim) y el Servicio Aéreo han demostrado durante los últimos años una efectividad máxima para atender las emergencias en las zonas más agrestes de Mallorca, unos servicios cada vez más numerosos por la gran cantidad de excursionistas y practicantes de deportes de aventura en la isla. Hasta el punto de que el Greim de Balears es la unidad de rescate de la Guardia Civil que realiza más intervenciones de toda España: 123 el año pasado.
La revisión del equipo es parte fundamental del trabajo de los rescatistas. En las imágenes superiores, los Greim examinan la camilla de rescate, las cuerdas de escalada y el resto del material que utilizan. Galería de fotos: Manu Mielniezuk.
“La elevada cifra de rescates viene dada por la gran afluencia de senderistas que acuden a la montaña en Balears”, explica el cabo primero Jacobo Soteras, jefe del Greim. “La temporada alta es de marzo a octubre, ahora estamos teniendo ya muchos incidentes, sobre todo de turistas que vienen a hacer senderismo. Un 80% de las personas que asistimos son extranjeros”.
Los casos más habituales son los de excursionistas que se extravían, se salen de la ruta y acaban atrapados en un lugar de difícil acceso. “Un lugar con muchas incidencias son las Cingles de Son Rullan, en Deià, donde hay muchos senderistas que no encuentran el camino y acaban en un barranco sin salida. Los fines de semana tenemos muchos accidentes de escalada o en torrentes, con personas heridas al sufrir una caída, casos de lipotimias o enfermedades”.
El Greim y el Servicio Aéreo de la Guardia Civil se pusieron en marcha en Balears en el año 2000, para atender estas emergencias en lugares agrestes de las islas, en especial en la Serra de Tramuntana. La Benemérita respondía así a una necesidad creada por el auge que ha experimentado el senderismo, la escalada y otros deportes de aventura en las montañas de la isla. Cada día, y sobre todo los fines de semana, son miles los aficionados que se dirigen a la Serra, y con tanta gente los accidente se han disparado. Para auxiliar a estas personas en dificultades en lugares de difícil acceso se creó el Greim, un equipo de expertos escaladores, que realiza los primeros auxilios y el rescate de estas personas. Las incidencias en la Serra de Tramuntana son tantas que el Greim de Mallorca se ha convertido desde hace años en el equipo de rescate de la Guardia Civil que más servicios realiza a lo largo del año. Por encima del de Benasque, en Pirineos.
El Greim intervino el año pasado en 123 rescates, que se saldaron con siete fallecidos, 61 heridos y 114 ilesos. La cifra se mantiene más o menos constante en los últimos años. En 2017 fueron 121 rescates, con 15 fallecidos, 67 heridos y 95 ilesos, mientras que en 2016 hubo 136 servicios, con 10 muertos, 85 heridos y 84 ilesos. La media es de un rescate cada tres días, si bien algunos fines de semana el trabajo se acumula. El pasado domingo 24 de marzo el Greim y el helicóptero evacuaron a tres personas en servicios distintos: dos heridos al sufrir caídas en el Gorg Blau y Cala Falcó (Calvià) y un hombre con una crisis cardiaca en las Cingles de Son Rullan (Deià). Prácticamente dejaban a un herido en el hospital y tenían que partir a buscar a otro.
En los rescates de montaña la Guardia Civil actúa de forma coordinada con los Bombers de Mallorca, Protección Civil y policías Locales. Los grupos de montaña de los Bombers salen de sus bases, en Inca y Sóller, para acceder por tierra al lugar donde está la víctima.
Entrevista al jefe del grupo de rescate de montaña de la Guardia Civil
En Formentor en doce minutos
Para el Greim, contar con el helicóptero supone un plus de rapidez a la hora de acudir a una emergencia. Los dos grupos comparten instalaciones en la base aérea de Son Sant Joan. En caso de necesidad, se ponen en marcha en cuestión de minutos. “Con el helicóptero podemos estar en Formentor en doce minutos”, explica el cabo Soteras. “Hemos cogido a un herido en un torrente de la Serra y en cuestión de tres o cuatro minutos estábamos en Son Espases. Esta celeridad es vital en caso de un infarto o un herido grave”.
Los Greim, por otro lado, no escatiman elogios hacia el equipo del helicópero. “Son unos pilotos excepcionales”, prosigue Soteras. “Nos han sacado de algunas situaciones muy peliagudas”.
Aunque el helicóptero de la Benemérita participa en otros servicios, como asistencias en el mar y operaciones de seguridad ciudadana, el trabajo con el Greim es habitual. “Aproximadamente un tercio de los servicios que realizamos son rescates de montaña”, comenta el teniente Antonio Roca, piloto de helicóptero de la Guardia Civil. “Cuando se recibe el aviso se decide rápidamente si se sale con el helicóptero o no, en función de la accesibilidad del lugar, la urgencia y gravedad de la víctima, porque el helicóptero no siempre es necesario”.
Las condiciones orográficas de la Serra marcan en buena medida estos rescates. “Puede que las montañas de Mallorca no tengan una gran altura”, explica el teniente Roca, “pero es una altura real, a partir del nivel del mar. En montañas de la península puedes estar por encima, pero ya partes de un punto elevado. Aquí tenemos lugares muy escarpados, con muchos torrentes y grandes desniveles, que hacen que los lugares sean más inaccesibles. También tenemos el viento de Tramuntana o las altas temperaturas que se alcanzan en verano, que dificultan las condiciones del vuelo”. Roca ensalza las condiciones de aparato que utiliza la Guardia Civil, un EC-135 con capacidad de vuelo instrumental, que le permite salir de noche, y una autonomía que alcanza las tres horas y media con un depósito auxiliar, que le permite desplazarse a cualquier punto de las islas o a la península.
“Tras la torrentada de Sant Llorenç había muchas zonas inaccesibles. Donde no llegaban las patrullas íbamos nosotros”
Entre los servicios del año pasado, los rescatadores destacan el rescate de ocho excursionistas atrapados en el Torrent de Coanegra en marzo, “con una subida brutal del caudal”, recuerda el cabo Soteras. “Fue muy difícil a nivel técnico y pensábamos que podrían estar en mal estado, incluso muertos. Salimos a las ocho de la tarde a buscarlos y regresamos a las tres de la tarde del día siguiente, pero los sacamos a todos ilesos”. O el auxilio a dos escaladores atrapados en una pared vertical de 300 metros en s’Entreforc, el 1 de abril del año pasado. El aviso se recibió a las ocho de la tarde, cuando ya caía la noche. Los montañeros estaban en la parte más alta de la pared, a unos sesenta metros de la cima. El helicóptero dejó a un equipo del Greim en la parte superior, y los escaladores de la Guardia Civil se descolgaron con cuerdas desde allí y les ayudaron a subir. Lo lograron bien entrada la madrugada.
En las peores condiciones
Aunque no todo son rescates. Los Greim son guardias civiles y también realizan funciones policiales. El 14 de mayo fueron requeridos después de que un preso se escapara durante una excursión por la montaña. Se trataba de un joven argelino, considerado poco conflictivo, que participaba en una salida programada. Fueron a hacer sa Volta des General, de Banyalbufar a l Port des Canonge. En un momento dado se separó del grupo con la excusa de hacer sus necesidades y ya no volvió. Su fuga duró apenas dos horas. Los Greim participaron en su búsqueda desde el helicóptero y le vieron cuando corría por la montaña. Dos guardias descendieron de la aeronave y le interceptaron a punta de pistola. El joven volvió a la prisión en helicóptero.
Pero en la memoria de los rescatadores destaca especialmente el escenario dejado por la torrentada de Sant Llorenç el pasado mes de octubre. Ante la gravedad de la situación la Guardia Civil movilizó desde la primera noche a prácticamente todos sus efectivos, que rescataron a más de trescientas personas. Pero al día siguiente, cuando todavía se buscaban a posibles supervientes y atrapados, las zonas más complicadas se adjudicaron al Greim y al Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS). “Había muchas zonas inundadas y áreas que la gran cantidad de desechos arrastrados por la riada habían convertido en inaccesibles. Donde no podían llegar las patrullas nos metíamos nosotros”, cuenta el cabo Soteras.
Un trabajo especialmente penoso, ya que todavía llovía con fuerza, y con el paso de las horas la búsqueda de supervivientes dejó paso al rescate de los fallecidos. El helicóptero se movilizó para localizar los vehículos que habían sido arrastrados por la torrentada. Cuando encontraban uno, daban su posición para que fuera inspeccionado y poder descartar que hubiera personas en su interior.
Los miembros de las dos unidades destacan “el buen entendimiento y el buen ambiente” en el que trabajan. “Todo lo que hemos entrenado juntos se pone en práctica cuando salimos a hacer un rescate”, comenta el teniente Roca. “Tomamos decisiones muy rápido. En cuanto se localiza a la víctima vemos dónde se puede dejar a los rescatistas, tanto si se puede aterrizar, o realizar un apoyo parcial sobre un patín para que puedan bajar, o descender con la grúa”. Una vez junto al accidentado, los Greim le practican los primeros auxilios, se le estabiliza y se decide la vía de evacuación. “Se nota mucho la preparación que tenemos”.