Mallorca, refugio político aleman

Cala Ratjada, colonia de artistas. El puerto pesquero se convirtió en destino vanguardista para artistas e intelectuales que abandonaron Alemania con el auge del nazismo. Entre ellos destaca la figura de Heinz Kraschutzki, pacifista y antifascista que dejó una gran huella. Un documental repasa casi un siglo de la relación de los alemanes con la isla, adonde llegaron primero huyendo de Hitler

Un documental repasa casi un siglo de la relación de los alemanes con la isla, adonde llegaron primero huyendo de Hitler

Christian Buckard y Daniel Guthmann, los autores.
Christian Buckard y Daniel Guthmann, los autores.

El periodista y guionista Christian Buckard y el escritor y director Daniel Guthmann son dos alemanes fascinados por la relación de sus compatriotas con Mallorca en la década de los años treinta. Juntos firman Mallorca – eine Deutsche Liebe, titulado en castellano Mallorca, un amor alemán, documental ganador del premio de periodismo de Mallorca Zeitung, el semanario de Prensa Ibérica.

En su obra, con un metraje de 45 minutos, reflejan cómo ha evolucionado la relación de los alemanes con la isla, desde principios del siglo XX hasta la actualidad, con el turismo como hilo conductor que ha convertido a Mallorca en el destino prioritario que es en la actualidad para los viajeros alemanes.

VIDEO: Daniel Guthmann, co autor del documental Mallorca – eine Deutsche Liebe

La historia de Mallorca, un amor alemán arranca en 1933, cuando más de 2.000 emigrantes disfrutan de una isla libre, imbuida por el espíritu republicano que reina en España y adonde llegan huyendo del auge del nazismo. “Vivían en Palma y en otros lugares como Cala Ratjada”, un destino “especial”, como se constata en el documental que se estrenó en junio en ZDF, canal de televisión pública alemana.

Entre aquellos primeros alemanes que se instalan en la isla, destacaban los intelectuales, artistas y pintores. Cayeron rendidos ante los aires de libertad que se les permitía. “España fue el refugio de muchos”, dice Daniel Guthman. Destaca la figura de Heinz Kraschutzki (1891-1982), periodista, pacifista y antifascista que vivió en primera persona la Guerra Civil y estuvo preso en Can Mir y el castillo de Bellver y también en Menorca. Estas vivencias las reflejó en su obra Memóries de les presons de la guerra civil a Mallorca.

Kraschutzki sufrió la persecución nazi y en su huida se instaló en Cala Ratjada con su esposa y sus hijos . “Abrió una pequeña tienda de alpargatas”. Aquel negocio comenzó a prosperar y a la fabricación artesana de calzado se le unió la producción de muebles. Los turistas comenzaron a adquirir aquellas artesanías y el negocio se transformó en una empresa que dio el salto a la exportación. Desde Estados Unidos se ordenó “un gran pedido” . Se llamaba Las Cuatro Estrellas, en alusión al número de hijos de Heinz Kraschutzki.

“Todas las mujeres de Cala Ratjada querían trabajar con él”. Pagaba buenos salarios, acota Christian Buckard y rememora que gracias a Kraschutzki un grupo de gabellinas hicieron su primer viaje a Palma.

El espíritu republicano fue un polo de atracción al principio. DM
El espíritu republicano fue un polo de atracción al principio. DM

Aquella vida tranquila se terminó para la familia Kraschutzki y el resto de la colonia alemana que vivía alegremente. “Posiblemente levantó celos entre los mallorquines”, y se cree que fue denunciado por el cónsul de su país.

Mallorca dejó de ser un refugio de libertad, otra vez llegó la hora de la huida. Fueron muchos los alemanes antifascistas que se quedaron atrapados con el estallido de la Guera Civil. “Se involucraron en la contienda y sufrieron la represión y la persecución política”, relata Guthmann.

En el documental un nieto de Kraschutzki, Carl Heinrich von Gablenz, quien venía a Cala Ratjada de vacaciones, pone voz a la historia de su abuelo y sus paseos por Cala Agulla. De este lado es Antoni Adrover, de 85 años, quien dibuja la imagen de aquella Cala Ratjada villa de pescadores que vivió un “cambio radical”.

Dos Mallorcas

Adrover, uno de los isleños que colaboran en mostrar las dos Mallorcas que reproduce el documental de Buckard y Guthmann, describe la tolerancia con que fueron recibidos los alemanes en los primeros años treinta y sus alocadas costumbres.

Los alemanes llamaban la atención por sus alocadas costumbres. DM
Los alemanes llamaban la atención por sus alocadas costumbres. DM

El bar Wikiki, abierto por Jack Bilbo en 1933, alemán escritor, galerista y pintor que años después contó haber sido guardaespaldas de Al Capone, se hace presente. Fue el centro para el desenfreno de la época. Otro negocio emblemático del turismo, el hostal C’as Bombu, abierto en 1885, también da fe en el documental del refugio que la isla fue para los primeros alemanes que disfrutaron de la belleza y la libertad de la isla.

VIDEO: Teaser del documental Mallorca – eine Deutsche Liebe

 

Lore Krüger fue quien dio pie a este documental. DIARIO DE MALLORCA
Lore Krüger fue quien dio pie a este documental. DIARIO DE MALLORCA

Suicidio en pareja para evitar la cárcel o un nuevo exilio

Detrás de esta gran historia contada en formato documental hay otra de menor tamaño pero con un gran trasfondo sentimental. Ernst e Irene Heinemann fueron un matrimonio de judios alemantes que también se instalaron en Mallorca a raíz del ascenso de Hitler al poder. Aquí vivieron la Guerra Civil y después la dictadura incipiente. Cuando la colonia alemana que había abrazado la isla en busca de libertad vio truncada su pacífica existencia, ellos ya tenían una edad avanzada.

 

A los Heinemann los falangistas apenas les dieron unos días para abandonar la isla. Insfucientes para tramitar un visado con rumbo quizás a Estados Unidos. Tomaron una determinación en 1941: quitarse la vida juntos.

La historia de los padres de la fotógrafa y traductora Lore Krüger, germen de la obra audiovisual

Hasta la que fue su casa en Palma, en El Terreno, se desplazaron Christian Buckard y Daniel Guthmann. Quisieron ver dónde vivió aquel matrimonio que es el origen de su trabajo documental. Fue su hija, Lore Krüger, fotógrafa y traductora, amiga de la República española, quien les habló de sus padres, de forma casual en un café. Krüger, fallecida en 2009, captó con su cámara los horrores de la guerra en Mallorca.

 

Los viajes para visitar las ciudades destruidas se hicieron entre 1938 y 1939. DIARIO DE MALLORCA
Los viajes para visitar las ciudades destruidas se hicieron entre 1938 y 1939. DIARIO DE MALLORCA

Vacaciones para nazis para vivir el éxito de Franco haciendo la guerra

Del turismo alemán en la Guerra Civil al desenfreno del ‘Ballermann’ de hordas de turistas

 

Un catálogo da fe de que Mallorca se ha relacionado en casi un siglo de turismo alemán con viajeros variopintos. Christian Buckard y Daniel Guthmann visitaron un archivo turístico en Berlín donde se encontraron con el material que promocionaba la isla entre los nazis.

 

“Franco organizó viajes entre 1938 y 1939 para que visitaran Mallorca y otros lugares de la Península”, explica el realizador Guthmann. Los nazis venían a disfrutar de la visión de ciudades destruidas y así comprobar en primera personal “lo bien que el dictador estaba haciendo la guerra”.

 

Vivir para ver. También es llamativo que hoy en día Berlín siga recordando a la Legión Cóndor en una de sus calles en honor a los alemanes del III Reich que vinieron a apoyar a las fuerzas del general Franco. “Nunca se cambió el nombre de la avenida de España”, observa Buckard. Las connotaciones franquistas no saben de fronteras y se sigue rememorando a aquellos pilotos que se “hospedaban en Pollença”.

 

La investigación de Buckard y Guthmann recala también en el turismo alemán de los años cincuenta, cuando “no venían muchos alemanes” a la isla. “Era caro volar” y optaban por viajar en coche y cruzar a la isla vía ferri.

En los cincuenta volar era caro, el coche era la opción para venir desde Alemania de vacaciones

El documental Mallorca – eine Deutsche Liebe, que solo está disponible en alemán en la web del canal ZDF, continúa recalando en la explosión del turismo en los sesenta, a tráves de imágenes de televisión, y los jubilados alemanes que optan por pasar el invierno en la isla.

 

El cantante Rudi Carell, al estilo de Georgie Dann, también está presente con un famoso éxito con Mallorca de pretexto que ilustra la explosión turística germana.

 

Así se llega hasta lo que menos les gusta mostrar a Chirstian Buckard y Daniel Guthmann, por omnipresente en los medios de su país. Las hordas de turistas desenfrenados que toman el Ballermann, el Balneario 6 de El Arenal, del que huyen los mallorquines.

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