Teresa, Laura, Mar, Eugenia y Cristina son cinco jóvenes mallorquinas que viven y trabajan en el Reino Unido y que están expectantes ante lo que va a pasar cuando este país salga de la Unión Europea
En 1957, Francia, la Alemania Occidental, Bélgica, Italia, Luxemburgo y los Países Bajos firmaron el Tratado de París, que estableció la Comunidad Económica Europea –antecesora de la actual Unión Europea– para fomentar la cooperación económica entre las naciones europeas después de la Segunda Guerra Mundial, creyendo que si los estados comerciaban juntos tendrían menos probabilidades de empezar una guerra. El Reino Unido se unió al club en 1973.
El 20 de Febrero de 2016, el Primer Ministro británico David Cameron anunció un referéndum sobre la membresía del país en la Unión Europea. La medida inmediatamente llevó a los ministros a declarar su respaldo para las campañas de “permanecer” (remain) o “irse” (leave), como también lo hizo el pueblo. Cameron creía firmemente en los beneficios de la Unión Europea, por lo que la victoria del Brexit (salida de Reino Unido de la UE) provocó su dimisión y desde entonces es Theresa May quien ocupa su cargo. La participación en el referéndum fue del 71’8%, con más de 30 millones de votos. El Brexit ganó por un escueto 51’9%. Irlanda del Norte votó a favor de permanecer en la EU, al igual que Escocia, lo que dio lugar a nuevos llamamientos para otras votaciones sobre la independencia de dicho territorio. Theresa May invocó el Artículo 50 el 29 de marzo de 2017, notificando oficialmente a la UE que el Reino Unido quería el divorcio. Está pendiente que el acuerdo entre la Unión y Reino Unido se someta a votación tras su aplazamiento y una moción de confianza a May. La separación está programada para el 30 de Marzo de 2019.
Las razones por las que el “leave” ganó son muchas y variadas, pero pueden resumirse en impuestos, inmigración y fronteras. El Brexit ganó porque algunos de los aranceles ingleses van a la Comunidad Europea pero no todo ese dinero vuelve a Gran Bretaña, siendo este el segundo mayor contribuyente al presupuesto de la UE; por los más de 2 millones de ciudadanos europeos trabajando en el Reino Unido; porque algunas leyes británicas son aprobadas en Bruselas; porque Gran Bretaña no puede aplicar sus propios impuestos; por la política pesquera común, que intenta compartir las poblaciones de peces de la UE indicando a los pescadores lo que pueden capturar, obligando a subir los precios, arrojar al mar millones de piezas muertas y diezmar las flotas pesqueras nacionales. Lo mismo ocurre con la política de agricultura; y por los 276 millones de libras semanales que supuestamente envía Reino Unido a Bruselas y que se podrían destinar a la NHS, sanidad pública.
El ministerio del Interior británico anunció en junio que los europeos que lleven cinco años viviendo en el país tendrán que pagar 73 euros, dar su nombre y dirección y, además, demostrar que no tienen antecedentes penales graves para optar al “estatus de asentado” y poder permanecer de manera ilimitada en el país. En cambio, los que llegaron más recientemente deberán pedir el de “preasentados” y podrán continuar en Reino Unido hasta que se cumplan cinco años, momento en el que deberán solicitar el otro estatus. El ejecutivo espera que más de tres millones de ciudadanos europeos lo soliciten una vez esté disponible. Serán muchos los españoles que tengan que hacerlo.
Según la Embajada de España en Londres, la colonia española está formada por unas 150.000 personas, lo que convierte a España en el segundo país que más inmigrantes aporta al Reino Unido. Parece ser que las mujeres están más dispuestas a dar el salto al país vecino en busca de nuevas oportunidades, y es que el 60’21% de los españoles viviendo en Gran Bretaña son mujeres (y prueba de ello lo son estas cinco: Teresa, Laura, Mar, Eugenia y Cristina). Por otro lado, los inmigrantes españoles son personas muy preparadas, la mayor parte de ellos con estudios universitarios y un 19% con un master terminado. El porcentaje de baleares en Reino Unido es del 2%, lo que representa un 0’00363% de nuestra comunidad autónoma. “Los ingleses nos pegan” denunciaba un grupo de Españoles en Londres afirmando que las agresiones a españoles en Reino Unido habían aumentado un 30% desde el “Día D”… pero ¿es realmente eso cierto?
Cristina Hermoso
Es natural de Palma y trabaja en el sector de la hostelería en Escocia y forma parte de un sorprendente número de españoles afincados en Reino Unido que apoyan el Brexit. Cambió la isla mediterránea por una en el mar de las Hébridas hace siete años, en 2011, cuando se mudo a Skye por “el mismo motivo que muchos españoles, por trabajo”. En Broadford, que junto con la cercana Harrapool es el segundo gran asentamiento en la isla, regenta un restaurante donde sirve comida típica española. Dice de los escoceses que “no son los más cariñosos del mundo” pero que nunca se ha sentido discriminada por su nacionalidad, “ni antes ni después del referéndum”. Durante las semanas previas al gran día todas las encuestas parecían indicar que el ‘remain’ saldría ganador pero no fue así; “creo que pensar que el ‘leave’ perdería era cerrar los ojos a una problemática muy evidente. Mucha gente, especialmente dueños de pequeñas empresas, están hartos de las normativas de la UE”. Hay que considerar que las pequeñas y medianas empresas fomentan la productividad y la generación de empleo y salarios en las ciudades de Reino Unido. Añade esta chef que “la política de agricultura y pesca de los 27 es una auténtica catástrofe y ha dejado a muchos ganaderos en malas condiciones”.
“Volver… En España el sistema está tan podrido que ni me lo planteo. Volvería si me tocara la lotería, pero desde luego no tendría una calidad de vida como la que me ofrece este país”
Por si todo esto fuera poco, Escocia se enfrenta a otro problema ya que son muchos los que quieren independizarse de Inglaterra “es un tema muy delicada”, afirma Hermoso, “enfrenta familias y amigos. No sé como acabará pero no entiendo que quieran ser gobernados por la camorra de la UE”. La pregunta del millón es si volvería a España dejando su puerto… “En España el sistema está tan podrido que ni me lo planteo. Volvería si me tocara la lotería, pero desde luego no tendría una calidad de vida como la que me ofrece este país. Ahí estaría explotada en una cocina roñosa por 1.000 euros al mes, o peor.” A pesar de haber hecho de Escocía su propio hogar desde hace siete años ––gracias a la libertad de movimientos europea a la que ahora se opone––, Cristina apoya el Brexit porque “la Unión Europea es una mafia”.
Mar Bonnín Palmer
Llegó a Londres en 2001 gracias a un Erasmus (programa de intercambio europeo para estudiantes que parece que seguirá funcionando después del Brexit) y, aunque volvió a Salamanca para terminar el último año de sus estudios de Derecho, decidió regresar y encontró trabajo en una firma internacional. Bonnín no se ha sentido nunca discriminada por su pasaporte pero cree que “Londres es probablemente distinto a otras zonas de Inglaterra. La ciudad es abierta e internacional. Yo apenas conozco a gente que votara por el Brexit, y los que lo hicieron fue para castigar al sistema, sin pensar en las consecuencias”, cabe destacar que en la mayoría de grandes metrópolis (Glasgow, Liverpool, Edimburgo, Manchester ) del Reino Unido se votó en contra del Brexit. Afirma Palmer que el resultado del referéndum ha afectado a los jóvenes: “La mayoría de votantes del ‘leave’ superan los 50 años y no serán ellos los que se afronten a las consecuencias de la separación de Europa”. Añade esta manacorense que esta situación “ha servido para radicalizar las opiniones de aquellos que quieren un Reino Unido sin Europa pero también de los que entienden que el imperfecto contexto europeo necesita ser parte de la realidad económica y social”. A diferencia de Cristina, Mar se plantea volver a Mallorca constantemente, “pero no por el Brexit, ¡porque en Mallorca se vive muy bien! Londres es una ciudad fascinante pero también es dura. El Brexit está teniendo un impacto negativo en la economía del país y si las repercusiones negativas ––en salarios, precios de propiedad, etc–– continúan o empeoran, muchos tendrán que dejar la capital porque no podrán permitirse vivir aquí”, concluye.
Laura Tugores
También es de Manacor y trabaja como matrona en Londres desde hace cinco, cuando decidió instalarse en Reino Unido fue porque quería realizar aquí las prácticas ya que “Inglaterra tiene un sistema de atención a la maternidad muy diferente al español, mucho más basado en la evidencia y en el parto como un proceso natural y fisiológico, donde las mujeres tienen más opciones cuando tienen que ser madres”. Tugores se siente privilegiada de haber podido formar en Londres un hogar para ella y su familia. “No sé hasta que punto puedo decir que haya sido víctima de discriminación por mi nacionalidad, lo que sí puedo decir es que sin duda ha habido un aumento en la intolerancia y la discriminación racial en base al pasaporte. Antes del debate del Brexit, hablar sobre estos temas habría sido considerado de mala educación y ahora se habla de los inmigrantes olvidando que son humanos. Eso ha abierto la puerta al racismo a todos los niveles. En mi opinión, esta es la mayor diferencia que se ha podido percibir desde el Brexit”. En la sanidad publica (NHS), un 37% de los médicos y un 16% de las enfermeras no son británicos pero “a pesar de ser un entorno tan diverso”, afirma esta matrona, “en ocasiones se escuchan comentarios xenófobos poniendo en duda las habilidades profesionales de los que no han nacido en Reino Unido. Aunque estoy convencida que eso no se da simplemente aquí”.
“No sé hasta que punto puedo decir que haya sido víctima de discriminación por mi nacionalidad, lo que sí puedo decir es que sin duda ha habido un aumento en la intolerancia y la discriminación racial en base al pasaporte”
Cree Laura que desde el referéndum hay más sensación de inestabilidad e incertidumbre entre los inmigrantes y muchos se han planteado volver o ir a otros países. Dice ella que “es muy posible que si no hubiéramos venido hace 5 años, no nos lo plantearíamos ahora”. Tugores y su familia se piensan en volver a España “y el Brexit ha sido parte de esa discusión”, añadiendo que “el nivel de vida que llevamos aquí será complicado de tener en Mallorca, pero no todas las decisiones se hacen considerando sólo lo económico. Estar más cerca de la familia, la cultura, y el clima son razones importantes”.
Eugenia Garrote
Nacida en Palma, trabaja como analista de inversión en infraestructura y es la benjamina de este reportaje ya que hace sólo cuatro meses que se vive en Londres, demostrando que no le teme al Brexit porque “no me va a afectar laboralmente y creo que podré quedarme independientemente del acuerdo”, y añade que “la incertidumbre que se respira alrededor del Brexit está frenando a los jóvenes que tienen ganas de venir al Reino Unido pero este sigue siendo un país con muchísimas oportunidades”. En su lugar de trabajo, hay más de 100 nacionalidades diferentes y “siempre se busca la diversidad”.
“España no tiene la multiculturalidad y diversidad que uno se encuentran en Londres y que tanto aportan al desarrollo profesional y personal”
No se plantea, al menos a corto plazo, volver a Mallorca pero está convencida de que podría llevar una vida muy parecida a la que lleva aquí. Sin embargo, “España no tiene la multiculturalidad y diversidad que uno se encuentran en Londres y que tanto aportan al desarrollo profesional y personal. Por ahora quiero seguir exprimiendo mi experiencia pero quiero volver a Mallorca en un futuro. Como en España no se vive en ningún sitio”.
Teresa Forteza
Dejó Manacor hace quince años por amor cuando se casó con un londinense y este es ahora su hogar junto sus dos hijos y su esposo. Dice esta manacorina que nunca se ha sentido discriminada “ni nada parecido” aunque después del referéndum si que “he escuchado algún comentario que me ha sorprendido pero jamás me han influenciado mucho”. Afirma Forteza que para los jóvenes el Brexit ha sido una ducha de agua helada “mi hijo [universitario] lo ve como un paso atrás. Hace años que vivo aquí y tengo que decir que alguna vez he pensado si los ingleses realmente se sienten tan diferentes al resto de Europa”. Es chocante para ella, que no pudo votar, que no lo pudieran hacer los británicos que viven en el extranjero.
“Para los jóvenes el Brexit ha sido una ducha de agua helada “mi hijo [universitario] lo ve como un paso atrás”
63.000 del 1,2 millones de personas empleadas por la sanidad pública británica proceden de la Unión Europea, según datos del Servicio Nacional de Salud. Y los españoles son la nacionalidad más representada entre los enfermeros detrás de los irlandeses. Trabajadora de la NHS, afirma que para la sanidad “puede ser un gran cambio” pero que están interesados en mantener a los extranjeros que trabajan en los hospitales y les ayudarán a obtener la residencia inglesa. Incluso se les pagará la cuota para conseguir dichos papeles.
Puede ser cierto (o no) que, como dice Cristina, “no todos los países sean iguales”. Pero en ciudades británicas y en las costas españolas, está claro que hay gente a favor de algo que podría alterar sus propias vidas significativamente, y otros que no lo están. En este aspecto, al menos, Gran Bretaña y España sí se parecen.
Escenarios posibles ante el voto sobre el “brexit” en el Parlamento británico
La Cámara de los Comunes ha de aprobar el acuerdo del “brexit” o salida del Reino Unido del Unión Europea (UE) al que han llegado este bloque comunitario y el Gobierno británico. La primera ministra, la conservadora Theresa May, no tiene asegurada una mayoría, después de superar una moción de confianza por lo que el Reino Unido se enfrenta a un territorio político incierto.
Estos son los posibles escenarios que se abren ante la votación para la que no hay fijada fecha.
May renegocia el acuerdo
A pesar de que Bruselas se ha mostrado contraria a reabrir las negociaciones, la primera ministra puede tratar de convencer a los socios comunitarios para introducir nuevas garantías sobre el mecanismo de salvaguarda diseñado para evitar una frontera en Irlanda del Norte.
Esa cláusula mantendrá al Reino Unido integrado en ciertas estructuras comunitarias hasta que se firme un tratado de libre comercio, lo que puede demorarse años, y es el principal punto de fricción con el DUP y los “tories” euroescépticos.
May puede convocar un voto en los Comunes si logra modificar el acuerdo, o bien aplazar en el último momento la votación en busca de nuevas concesiones.
El Reino Unido sigue en el Espacio Económico Europeo (EEE)
El Reino Unido puede decidir mantenerse en el Espacio Económico Europeo (EEE) tras salir de la UE, con un modelo similar al de Noruega.
Esa opción acaba con la necesidad de una salvaguarda para Irlanda del Norte, pero obliga a aceptar la libre circulación de ciudadanos comunitarios, uno de los principales argumentos por los que ganó el “brexit” en la consulta de 2016.
Los euroescépticos esgrimen, además, que Londres debería cumplir las leyes comunitarias sin poder decidir sobre ellas.
Segundo referéndum
Unas 700.000 personas se manifestaron en Londres en octubre en favor de un segundo referéndum que confirme o revoque el resultado de la consulta de 2016, en la que el 51,9 % de los votantes optaron por salir de la UE.
Ni el Partido Conservador ni el Partido Laborista respaldan por ahora un referéndum. Si el Parlamento rechaza el acuerdo, puede renovarse la presión para convocarlo, ante el temor a un “brexit” abrupto.
Organizarlo puede requerir varios meses, dado que es necesario aprobar una ley específica y dar tiempo a una campaña de diez semanas.
Cancelar el “brexit”
Según esgrimió un abogado general del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) la semana pasada, el Reino Unido puede decidir revocar de forma unilateral el proceso de salida que se activó con el artículo 50 del Tratado de Lisboa.
El Reino Unido abandona la UE sin un pacto
El Reino Unido saldrá el bloque comunitario el próximo 29 de marzo, según establece el artículo 50 del Tratado de Lisboa y la propia ley británica.
Si llegada esa fecha no se ha aprobado un acuerdo ni se han prorrogado los plazos, pasará a ser un país tercero para la Unión Europea sin periodo de transición alguno.
Londres perdería el acceso al mercado único y dejaría de participar en los acuerdos comerciales con otros países que mantiene la Unión Europea, entre otras consecuencias. El Banco de Inglaterra calcula que ese escenario puede provocar una caída del 8 % del producto interior bruto (PIB).
Elecciones generales o cambio de Gobierno
La primera ministra puede convocar unos comicios anticipados para tratar de obtener un respaldo explícito de los electores a su plan. También se puede llegar a unas elecciones si el Partido Laborista, primero de la oposición, convoca y gana una moción de censura.
En ese caso, se abriría un plazo de 14 días para que un nuevo Gobierno reciba el respaldo del Parlamento, o bien se convocarían unos comicios.
Por último, May puede dimitir si sufre una amplia derrota en la votación, o bien el Partido Conservador puede forzar otra moción de confianza y apartarla del poder, tras lo cual un nuevo líder “tory” sería primer ministro.
Posponer el “brexit”
Si el Reino Unido y los 27 socios comunitarios lo deciden, puede posponerse la fecha de la salida británica.
Una de las dificultades de ese escenario son los comicios europeos previstos entre el 23 y el 26 de mayo. Para entonces, la UE ha previsto que el Reino Unido esté fuera del bloque, por lo que el Parlamento Europeo reducirá su número de escaños y distribuirá algunos de los que dejarán vacantes los británicos entre otros países.